15/17- ¿La democracia en retroceso? (por Jan Doxrud)

15) ¿La democracia en retroceso? (por Jan Doxrud)

Otro libro que aborda el tema del declive de la democracia son dos académicos de la Universidad de Harvard: Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. El título del libro es “Cómo mueren las democracias” (2018). Los autores sostienen que en nuestro siglo las democracias ya no sucumben necesariamente debido a un golpe violento por parte de las fuerzas Armadas, ya que pueden ser destruidas desde adentro por políticos electos. Así, los autores destaca la paradoja trágica de la senda electoral hacia el autoritarismo: quienes asesinan a la democracia “utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla”. Más adelante añaden:

“Una de las grandes ironía de por qué mueren las democracias es que la defensa en sí de la democracia suele esgrimirse como pretexto para su subversión”.

En este camino hacia la liquidación contribuye lo que los autores denominan como las normas no escritas de la democracia. Entre estas destacan dos normas básicas a saber: el acuerdo de los partidos rivales a aceptarse como adversarios legítimos (y no como enemigos) y la contención, que se refiere a la idea de que “los políticos deben moderarse a la hora de desplegar sus prerrogativas institucionales”.

Ahora bien, ya han habido personajes como Mussolini y Hitler que llegaron legalmente al poder, pero que desmantelaron la democracia desde su interior. Hoy en día personajes como estos han resurgido y los opositores han cometido errores similares y que se reducen a la creencia de que una alianza con estas personas es posible y que incluso puede ser instrumentalizada a su favor. Levitsky y Ziblatt traen a la palestra el caso de Hugo Chávez, un militar golpista encarcelado y que luego fue rehabilitado por el presidente Caldera. El resultado fue que tras su liberación, Chávez comenzó a ganar una enorme popularidad y terminó por triunfar en las elecciones de 1998 (aunque aún no se transformaba en el demagogo que ya todos conocimos). También aborda el caso de Alberto Fujimori en Perú quien, una vez convertido en presidente, comenzó a demostrar su verdadera cara autoritaria.

Más allá de estos ejemplo puntuales, Levitsky y Ziblatt identifican una serie de indicadores que intentan dar respuesta al título de su libro: ¿cómo mueren las democracias? Los indicadores son los siguientes:

1) Rechazo de las reglas democráticas del juego.

Por ejemplo: ¿Rechazan la Constitución o expresan su voluntad de no acatarla?; “Intentan socavar la legitimidad de las elecciones, por ejemplo negándose a aceptar unos resultados electorales creíbles?

2) Negación de la legitimidad de los adversarios políticos.

Por ejemplo : ¿Describen a sus rivales como subversivos o contrarios al orden constitucional establecido?; ¿Afirman que sus rivales constituyen una amenaza existencial, ya sea para la seguridad nacional o para el modo debida imperante?; ¿Sugieren de manera infundada que sus rivales son espías extranjeros que trabajan secretamente en alianza con (o a sueldo de) un gobierno foráneo, normalmente de un país enemigo?

3) Tolerancia o fomento de la violencia.

Por ejemplo: ¿Tienen lazos con bandas armadas, con fuerzas paramilitares, con milicias, guerrillas u otras organizaciones violentas ilegales?; ¿Han apoyado de manera tácita la violencia de sus partidarios negándose a condenarla y penalizarla sin ambigüedades?

4) Predisposición a restringir las libertades civiles de la oposición, incluidos los medios de comunicación?

Por ejemplo: ¿Han apoyado leyes o políticas que restringen las libertades civiles, como ampliar las leyes por libelo o difamación o aprobar leyes que limitan el derecho de manifestación, las críticas al Gobierno o a determinadas organizaciones civiles o políticas?; ¿Han elogiado medidas represivas de otros Gobiernos, ya sea en el pasado o en otros lugares del mundo?

Aquí entra un concepto central dentro de la obra de los autores: el proceso de cribado. Este concepto hace referencia– tal como lo señala la RAE – al proceso de someter a una selección rigurosa a un conjunto de personas. Para Levitsky y Ziblatt es fundamental que los partidos políticos respetuosos de la democracia mantengan al margen a potenciales líderes autoritarios por medio de este proceso de cribado. Esto implicaría, por ejemplo, dejarlos fuera de las listas electorales y abstenerse de la tentación de apoyarlos solo con el objetivo de granjearse votos.

También pueden arrancar de raíz a aquellos elementos radicales presentes en sus propias filas, tal como lo hizo en la década de 1930 el Partido Conservador sueco, el cual expulsó en 1933 de sus filas a la Organización de las Juventudes Nacionalistas Suecas, por su apoyo explícito a Hitler y su desprecio por la democracia. Otras acciones que los partidos prodemocráticos pueden realizar es aislar a estos partidos y evitar darles cualquier aura de legitimidad. Otras dos acciones son la de abstenerse de formar cualquier clase de alianzas con estos partidos radicales y formar un frente común con adversarios para derrotar al partido radical antidemocrático.

Estados Unidos no ha estado libre de la amenaza de personalidades autoritarias, pero estas no han logrado ascender al poder debido al proceso de cribado existente.

Como explican Levitsky y Ziblatt, los padres fundadores eran conscientes de los peligros que afrontaba la democracia, y es por ello que consideraron irreal establecer una en los Estados Unidos. El resultado fue la creación de una “República” y el “Colegio Electoral” operaría como la institución que jugaría un rol clave en el proceso de cribado”. Así, tenemos que hasta nuestros días las elecciones presidenciales estadounidenses son indirectas y, sumado a esto, su elección quedaba reservada al Colegio Electoral el cual estaba conformado en un comienzo por los hombres más preeminentes de la esfera local de cada estado.

https://www.nationalww2museum.org/war/articles/how-did-adolf-hitler-happen

Pero habían algunos problemas y era que la Constitución no decía anda acerca de cómo se elegían los candidatos a la presidencia y, en segundo lugar, el Colegio Electoral entraba en escena después de que el electorado votara por quien podía postularse a la presidencia. Con el surgimiento de los partidos políticos, el proceso electoral comenzó a mutar en el país, lo que desembocó en que cada estado comenzó a escoger personas leales al partido para integrar el Colegio Electoral, de manera que estos delegados se transformaron en agentes del partido.

Como afirman los autores, esto se tradujo en que los partidos se convirtieron en los guardianes de la democracia del país. En suma, los partidos podían controlar la decisión sobre quiénes podía convertirse en candidatos presidenciales y también quienes integrarían el Colegio Electoral. Sobre este tol de los partidos comentan Levitsky y Ziblatt:

“Son ellos quienes deben encontrar un equilibrio entre dos funciones: una función democrática consistente en elegir a los candidatos que representan mejor a los votantes del partido, por un lado, y lo que el politólogo James Ceaser denominaba la función de filtración, consistente en descartar a quienes suponen un desafío para la democracia o inadecuados para ocupar la presidencia, por el otro”.

Así, Levitsky y Ziblatt concluyen que el proceso de cribado es en sí mismo antidemocrático, puesto que otorga poder a los jefes de partido en detrimento de las bases y los ciudadanos. Pero, por otro lado, también advierten que confiar en exceso en la voluntad popular, puede ser peligroso, puesto que puede “desembocar en la elección de un demagogo que suponga una amenaza para la propia democracia”. Con el tiempo, esta modalidad elitista sería blanco de críticas y, a principios de la década de 1830, serían las convenciones nacionales de los partidos las que nominarían a los candidatos. Estas convenciones nacionales estaban integradas por delegados por comités locales y estatales de los partidos, y provenían de los distintos estados del país. Como era de esperar, tal sistema de convenciones no pudo satisfacer los deseos de mayor transparencia y participación

Hasta 1968 los votantes tenían un escaso peso en la nominación de la candidatura presidencial. Pero hubo un cambio en el año 1968. Sucedió que el presidente Lyndon B. Johnson –  sucesor del asesinado presidente Kennedy –  tras no participar en la primarias, abrió el camino para que presentara el vicepresidente Hubert Humphrey. Pero sucedía que dentro del  se generó una división entre aquellos que seguían la línea pacifista de no continuar con la guerra en Vietnam liderada por Robert Kennedy y el grupo George Wallace que apoyaban a Humphrey. Dos meses antes de la Convención Demócrata Kennedy fue asesinado y, finalmente, el candidato demócrata resultó ser Humphrey (quien no se había presentado en primarias) que terminó perdiendo la elección ante el republicano Richard Nixon.

Fue este hecho el que generó una reflexión al interior del partido demócrata sobre cómo poder legitimar y transparentar el proceso de elección del candidato presidencia. El resultado fue la Comisión McGovern-Fraser que buscaba dar mayor representatividad a los ciudadanos y arrebatárselos a la élite. Si bien con el tiempo los partidos dominantes comenzaron a adoptar este sistema más abierto, este permitiría años después que un personaje como Donald Trump llegara al poder. Sobre estos cambios introducidos por la comisión comentan Levéitsky y Ziblatt:

“McGovern tenía razón. La senda a la candidatura presidencial ya no tenía que pasar por las élites de los partidos. Por primera vez, era posible eludir los mecanismos de cribado de los partidos…y derrotarlos”.

Pero como señalamos anteriormente, este proceso de democratización podía traer consigo problemas y era la aparición de candidatos extremistas y demagogos. Por lo demás, la élite no había sido del todo derrotada puesto que para candidatearse a la presidencia hacía falta mucho dinero, contactos, cobertura de la prensa y trabajo en terreno para comenzar a hacerse lo suficientemente conocidos (primaria invisible). Como explican de Levitsky y Ziblatt:

”El sistema de primarias posterior a 1972 era especialmente vulnerable a un tipo de candidato independiente: individuos con fama o dinero suficientes para saltarse las primarias invisibles. En una palabra: las celebridades. Y aunque los candidatos independientes conservadores Pat Robertson, Pat Buchanan y Steve Forbes no lograron superar los efectos de las primarias invisibles durante las décadas de 1980 y 1990, su éxito relativo proporcionó pistas sobre cómo podía hacerse”.

Ya sabemos el final de la historia y fue que Trump logró lo que en el pasado Henry Ford no pudo hacerlo producto del sistema de cribado imperante: ser presidente de los Estados Unidos. Ford era un hombre exitoso y rico, pero también polémico debido a su antisemitismo y coqueteo con el régimen nazi, lo cual le signficó la entrega de la Gran Cruz de la orden del Águila en 1938. Pero ni el dinero ni la prepotencia catapultaron a Ford a la presidencia puesto que no contaba con el beneplácito de la élite política.

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¿Qué es la Democracia? (1): Introducción (por Jan Doxrud)

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¿Qué es la Democracia? (7) hacia una definición (por Jan Doxrud)

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2) Constitucionalismo y Democracia (por Jan Doxrud) 

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(II) Breve reflexión sobre los viejos y nuevos autoritarismos (por Jan Doxrud)

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2) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

3) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

4) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

5) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)