13/17- ¿La democracia en retroceso? (por Jan Doxrud)

13) ¿La democracia en retroceso? (por Jan Doxrud)

Antes de continuar con el liberalismo sin derechos y la democracia iliberal, debemos preguntarnos ¿qué cambios han acontecido en el mundo y que han abonado el terrenos para el declive de la democracia liberal? De acuerdo a Mounk existen tres constantes que caracterizaron a la democracia desde su fundación y que ahora ya no están vigentes. La primera fue el rápido incremento del nivel de vida de las personas, que posteriormente fue ralentizándose en los países más desarrollados. Esto trae aparejado el miedo y la ansiedad frente al futuro, el miedo a perder el trabajo o el miedo a no tener una pensión que permita cubrir las necesidades básicas. La globalización ha significado la intensificación de la división del trabajo a nivel internacional así como también a una mayor competencia que, si bien ha traído beneficios, también ha significado el cierre de empresas.

Esto ha sido capitalizado por populistas como Donald Trump y su política antiglobalización y su defensa del proteccionismo económico. Frente a esto, el autor plantea la modernización o un rediseño del Estado de Bienestar puesto que considera que, en su forma actual, obstaculiza el crecimiento económico y no ha logrado adaptarse a los cambios demográficos y etarios, específicamente el envejecimiento poblacional. Así, los Estados de Bienestar no nacieron en un vacío histórico que les permita operar de manera eficiente en cualquier contexto. Como bien señala Mounk, el Estado de Bienestar nació bajo el supuesto de que la mayor parte de los ciudadanos eran personas relativamente jóvenes y con trabajos a tiempo completo. A esto añade:

“De ahí que organizaran tanto las cotizaciones como las prestaciones en torno al empleo. Esto hace que sean sistemas bastante generosos con aquellos trabajadores que se jubilan tras décadas de dedicación laboral a tiempo completo (…) Sin embargo, suelen proporcionar inadecuadas coberturas para el creciente volumen de personas situadas en los márgenes del mercado del trabajo tradicional, como son los trabajadores autónomos, los empleados con contratos temporales y/o a tiempo parcial, y los desempleados de larga duración”.

La segunda característica de este período de estabilidad democrática fue la  base monoétnica de la sociedad. Como explica el autor, tal homogeneidad étnica contribuyó tanto al éxito de esas democracias en particular, así como también en condicionar el cómo estas democracias se definieron así mismas. Puesto en otros términos, una democracia alemana debía estar compuesta por ciudadanos “alemanes” (étnica y culturalmente hablando). Pero como bien sabe el lector, sta nos la situación actual y basta ver los mundiales de fútbol para apreciar las consecuencias de las migraciones en Europa. Hoy podemos apreciar ingleses,  alemanes e ingleses afrodescendientes, lo cual hubiera sido impensable años atrás (incluso en la actualidad algunos nacionalistas extremos rechazan este proceso de mestizaje). Como apunta el mismo autor, incluso en países caracterizados por la diversidad étnica como Estados Unidos, esto no se tradujo inmediatamente en una “igualdad étnica”.

En suma, hemos transitado a lo largo de los años desde democracias monoétnicas a otras multiétnicas, lo cual ha introducido un elemento de tensión en la s sociedades y que han sido aprovechados por líderes políticos. Ahora bien – y como señala Mounk –  puede suceder que el contacto habitual con inmigrantes puede traducirse en una reducción de los prejuicios, pero tal puede no ser el caso. Por ejemplo, durante la segunda guerra mundial muchos habitantes de naciones que habían convivido con judíos. cambiaron radicalmente su percepción y actitud frente a estos cuando las circunstancias cambiaron, como fue el caso de los pogromos en Lituania. Así, no sabemos si es tan certero el que el contacto habitual con una minoría pueda efectivamente reducir los prejuicios, ya que hemos sido testigos de que, si las circunstancias cambian, esos prejuicios que estaban ahí dormidos, vuelven a despertar. Esto es algo que destaca otra autora como Anne Applebaum y que abordaremos más adelante.

Lectura recomendada

En nuestros días la Unión Europea está bajo una fuerte presión fruto de las migraciones desde África y la zona de conflicto producto de la guerra en Siria. Así, han resurgido voces antiinmigrantes apelando a que estos son valórica y culturalmente demasiado distintos a los valores y cultura del país receptor, o que no se adaptan ni tienen intenciones de hacerlo. Peor es la situación cuando en las noticias aparecen incidentes, robos y crímenes perpetrados por personas provenientes de otros continentes. Como apunta Mounk, este rechazo a los inmigrantes no se da solamente en aquellos países con una gran cantidad de ellos, sino que incluso en aquellos países donde su número es ínfimo como es el caso de Estonia.

Pero, como señala el autor, se produce una desconexión entre percepción y realidad con el resultado de imaginar un futuro distópico en donde los ciudadanos “autóctonos” se convierten en minoría frente a una mayoría migrante. Frente a esto, el autor hace un llamado a “domesticar el nacionalismo”, es decir, si bien no podemos aspirar a ser ciudadano del mundo, si podemos atemperar el nacionalismo extremo y excluyente. El autor se refiere al nacionalismo como un animal medio salvaje y medio domesticado que, bajo control puede ser beneficioso y dar origen a un nacionalismo o patriotismo inclusivo. En palabras de Mounk:

“El patriotismo inclusivo no debe ser ciego a las injusticias persistentes. Tampoco puede priorizar la nación hasta el punto que esta oprima a minorías del propio país o fomente el conflicto con otros países. Lo que sí debe hacer es inspirarse en la tradición de la democracia multiétnica, para mostrar que los lazos que nos unen son mucho más allá de la etnia y la religión”.

Más adelante añade:

“El ideal del nacionalismo inclusivo obliga a que el Estado proteja los derechos de todos los individuos, aunque sea contra las propias familias o los vecinos de estos. Si deseamos preservar la democracia liberal, no podemos eximir a las minorías de lo que ese sistema exige a todos. Ahora bien, ese mismo ideal proporciona directrices menos claras en cuanto a una cuestión de mayor carga emocional aún:  la naturaleza y volumen de la inmigración”.

Pero también hay que resguardarse de esas “micro-identidades” ya sea étnicas o de género que – en sus versiones más extremas y excluyentes – terminan por chocar con los ideales propios de la democracia liberal. Frente a este tema, Mounk apunta a un tema de suma relevancia y es la idea de que existe una cultura prístina – que hay que mantener pura – e inmutable en el tiempo. Este fenómeno no solo subyace a movimientos étnicos sino que también a otros grupos que reivindican otras dimensiones de la identidad humana. En virtud de lo anterior no es extraño ser testigos de acusaciones contra una supuesta “apropiación cultural” o de personajes que creen encarnar, representar y proteger esa cultura “prístina” de cualquier influencia externa que la contamine. Si esta fuera la mentalidad, entonces los nacionalistas extremos polacos, italianos o alemanes estarían justificados en sus pretensiones de rechazar cualquier persona proveniente de una cultura que sea ajena a la de ellos. Lo anterior no significa desconocer que efectivamente ha habido (y siguen habiendo) que han sido discriminados por motivos étnicos, religiosos o de orientación sexual)

La tercera característica guarda relación con el dominio de los medios de comunicación por parte de una élite política y económica. En nuestros días, si bien existen algunos magnates de los medios, no se puede negar que estos ya no constituyen un oligopolio todopoderoso en la nueva era de las redes sociales donde cualquier persona puede transmitir información a millones de personas. Pero este mayor acceso ha traído consigo también consecuencias negativas: la desinformación mediante noticias falsas, descontextualizadas o imprecisas y deepfakes.

El autor se sitúa en un punto medio entre los “tecnooptimistas” y “tecnopotimistas”. Después de todo, las redes sociales son un medio o una herramienta, de manera que lo medular está en la ética y las intenciones de quienes las usan y el desarrollo del pensamiento crítico de quienes acceden a toneladas de información. Lamentablemente, es un hecho que existen quienes seleccionan y difunden información falsa y que las personas demuestran no tener un pensamiento crítico lo suficientemente desarrollado para filtrar la información que reciben. Pero la conclusión de esto no puede ser una política gubernamental que busque coartar la libertad de expresión

El tema es de suma relevancia puesto que la democracia liberal se ve amenazado por populismos potencialmente autoritarios tanto de derechas como de izquierdas. Como señalamos anteriormente, los líderes populistas suelen ser en exceso democráticos en sus inicios, puesto que dotan al pueblo de un aura de infabilidad y, peor aún, se siente como el único interlocutor válido de ese “pueblo” que imagina. El pueblo es así un vaso vació que llenado con un contenido ideológico particular, de manera que frente a este pueblo existe un “anti-pueblo”, un no-pueblo” o un “enemigo del pueblo”. Finalmente ese pueblo se transforma cada vez más en una entidad abstracta imaginada por el líder populista y su convencimiento de ser su encarnación ya se transforma en un dogma de fe. Ya ni siquiera importa lo que quiere el pueblo puesto que el líder ya lo sabe de antemano, lo que lo lleva no solamente a destruir, en primer lugar, las instituciones liberales, sino que incluso la democracia.

Como señalé más arriba, Mounk destaca la existencia de sistemas políticos caracterizados por garantizar derechos, pero que carecen de la dimensión democrática. Con esto quiere dar a entender que existen sistemas en donde el verdadero poder residen en las élites políticas y económicas. Mounk nos recuerda las profundas raíces antidemocráticas de las instituciones europeas. Por ejemplo, en Gran Bretaña, el Parlamento no fue creado para que el pueblo ejerciera el poder, sino que fue “el resultado de un sangriento compromiso entre un monarca en apuros y los escalones más privilegiados de la elite del país”. Lo mismo sucedió con los Estados Unidos en donde los padres fundadores rechazaron la democracia en favor de una república presidencialista en donde se arrebatara el poder al pueblo, descartando elecciones directas. En palabras de Mounk:

“En definitiva, los padres fundadores no creían que la República representativa era una segunda opción con la que conformarse; todo lo contrario: la consideraban muy preferible al horror  de la división en facciones propias de la democracia. Alexanbder Hamilton y James Madison dejaban en claro en el artículo número 63 de El federalista que la esencia de la República norteamericana consistiría en la exclusión total del pueblo en cuanto a colectividad de toda participación en el gobierno”. 

Artículos complementarios:

¿Qué es la Democracia? (1): Introducción (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (2): Los orígenes, Grecia (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (3): De Madison a Robespierre (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (4) Siglo XX: de la esperanza democrática a la tentación totalitaria (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (5) Siglo XX: nihilismo secular-religioso y violencia (por Jan Doxrud)

¿Qué es la democracia? (6): hacia una definición (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (7) hacia una definición (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (8): el estado actual de la Democracia (por Jan Doxrud)

¿Qué es la Democracia? (9): palabras finales (por Jan Doxrud)

1) Constitucionalismo y Democracia (por Jan Doxrud)

2) Constitucionalismo y Democracia (por Jan Doxrud) 

1) Las Elites en el poder (1) (por Jan Doxrud)

2) Las Elites en el poder: partidos políticos, democracia y los “tres grandes” (2) (por Jan Doxrud)

3) Las Elites en el poder: marxismo y realismo político (3) (por Jan Doxrud)

(I) Breve reflexión sobre los viejos y nuevos autoritarismos (por Jan Doxrud)

(II) Breve reflexión sobre los viejos y nuevos autoritarismos (por Jan Doxrud)

1) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

2) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

3) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

4) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)

5) Libro: La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt (por Jan Doxrud)