3/9-Hablemos de educación (por Jan Doxrud)

De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación. 

 Jorge Luis Borges, Borges oral. 

3) Hablemos de educación (por Jan Doxrud)

Cualquier profesor sabrá que es imposible hacer clases sin un método y estrategias. Con esto me refiero a que un profesor muchas veces utiliza distintos métodos para enseñar a dos cursos de un mismo nivel. Puede suceder que un curso tiene ciertas particularidades que hace que el método utilizado en el curso paralelo no funcione. Puede suceder también que un curso de hombres aprenda de distinta forma que uno de mujeres. Por último, un mismo profesor no enseña de la misma forma a estudiantes de 18 años que a otros de 14 años. Por ende, de los métodos no escapamos puesto que es una necesidad consustancial al quehacer mismo del profesor. Pero también existen otros métodos más explícitos, intencionados y  elaborados que el profesor va estudiando y aprendiendo a lo largo de su vida laboral.

Lo que por ahora me gustaría dejar claro  es que hay muchos métodos para enseñar  y es un error establecer que un método “en sí mismo” es mejor que otro. Con esto quiero dar a entender que  cada método tiene sus virtudes y defectos, y su utilidad y pertinencia dependerá de que sea utilizado en el momento oportuno. Por ende, una método para enseñar será mejor que otro en ciertas situaciones. Se puede añadir además que cualquier abuso de una metodología específica terminará siendo ineficiente, inadecuada y terminará por saturar a los estudiantes. Por lo tanto: cada método a su debido tiempo. Como explica David Carr  es común que los profesores reciban una formación en donde se les dota de un conjunto ecléctico de estilos y estrategias pedagógicas, pero el punto medular es que su eficacia dependerá no tanto de la metodología en sí misma, sino que a su implementación

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De acuerdo a lo anterior, lo que se busca es un uso óptimo de la metodologías disponibles en materia educativa. Es aquí donde planteo  el problema medular  y es que ha habido cierta tendencia a eclipsar la clase expositiva, la cual es caricaturizada y presentada como una suerte de monólogo del profesor, frente a unos alumnos “pasivos” y que, “por ende”, no aprenden (ya volveré sobre este falso nexo causal). No bastando eso, es común leer o escuchar que tal clase se rotula de “autoritaria”, “unidireccional” y en donde el profesor es un “juez”. (de hecho es fácil encontrar tablas en donde se establecen las “ventajas” y “desventajas” de clase expositiva, pero no así a las metodologías activas) 

Así, lo que se defiende y reivindica aquí es la importancia de la clase expositiva (como ya dije, una metodología que también se ha ido puliendo a lo lago de los años) la cual es una condición necesaria (no suficiente) para que los estudiantes puedan aprender. Por ende hay que reivindicar esta metodología como una útil y pertinente para ciertas fases del aprendizaje y que, obviamente, deben complementarse con las demás metodologías disponibles . Las clases expositivas no constituyen monólogos y es por ello que, quizás, convenga hablar de clases socráticas o interactivas, en donde se distribuyen los tiempos, de manera que la exposición se combine con interacción, diálogos y preguntas desafiantes.

No obstante lo anterior, tales “monólogos”son necesarios e indispensables dentro de la educación, pero tal monólogo será efectivo y provechoso dependiendo de la formación intelectual del profesor, de manera que no cualquier profesor está capacitado para realizarlo.

No hay mejor punto de partida que plantear problemáticas sobre un tema específico y, como lo expresó Michael Sandel, filósofo político de la Universidad de Harvard, enseñar consiste en atraer la atención y mantenerla. Pero, para saber hacer esto,  un profesor debe dominar muy bien los contenidos. Solo un profesor experto y erudito sabrá hacer preguntas correctas, plantear problemas interesantes, guiar una discusión, desafiar a los estudiantes, removerle sus modelos mentales y hacerlos reflexionar. 

Un profesor experto  también  usa un vocabulario propio de un “experto” es decir, es capaz de aplicar un vocabulario intencionalmente técnico y disciplinar  a la hora de enseñar y que es capaz de adaptarlo de acuerdo al nivel al que enseña

Como explica Enkvist, basándose en el estudio McKinsey “How the best perfroming school systems come out on top” (2007), destaca que el factor clave es la calidad del profesor, su preparación e inteligencia. Este factor se encuentra por encima de otros como la inversión de dinero, disminución del número de alumnos por clase, aumento de salarios de los profesores o dar mayor autonomía a centros escolares. En palabras de la académica sueca:

“(…) lo que hay que hacer es atraer a las personas más capaces, ofrecerles un buen salario y mostrarles mucho aprecio, de modo que quieran quedarse en la profesión y que muchos alumnos puedan gozar del privilegio de aprender con y de ellos”.

Enkvist cita también otro estudio (2009) llevado a cabo por economistas suecos en donde, a parte de desmontar ciertos mitos, dejan en evidencia la gradual pérdida de calidad e la educación sueca. Los autores señalan que la escuela es una organización con una meta y dotada de recursos limitados. Añaden, tras obtener los resultados del desempeño de las escuelas, que si una empresa actuará como tales escuelas, no sólo quebrarían, sino que tendrían que hacer frente a la ira de sus accionistas. Uno de los puntos centrales del estudio es nuevamente el mismo y es que el número de alumnos por aula, mayores niveles de inversión o mejores salarios para los profesores no constituyen los factores cruciales de una buen centro educativo. Lo crucial es la calidad del profesor y la calidad de la enseñanza de éste.

La autora se refiere al emblemático de Finlandia. Resulta que el caso de este país obedece a una serie de factores entre las que cabe mencionar la disciplina, esfuerzo, confianza, compromiso familiar, una comunidad escolar organizada, excelentes manuales de estudio, despolitización de la educación y profesores de excelencia. En el 2004 Finlandia estrenó un nuevo currículo en donde se establece lo que los estudiantes deben saber y deben saber hacer, las actitudes que se esperan de ellos, así como también el desarrollo de una identidad finlandesa y europea. 

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Como explica Enkvist, si bien en el currículo se utiliza la terminología de la nueva pedagogía, como el de aplicar “estrategias”, lo cierto es que en el contexto de este país se refieren a cosas de sentido común, como ser responsables o utilizar diccionarios. Añade Enkvist que el  profesor es una autoridad dentro del aula y es bastante “tradicionales” en su manera de organizar su trabajo en el aula.   De acuerdo a la académica, los profesores utilizan sobre todo la enseñanza de cátedra, consistente en que un profesor explica un tema al grupo entero. 

En el caso de las ciencias naturales, las clases magistrales del profesor se combinan con ejercicios prácticos. En estas clases, los estudiantes suelen afirmar que pueden participar y discutir, pero dentro del marco organizado por el profesor. Así, la autora señala que el el profesor explica, pero las conclusiones se sacan entre todos. En cuanto a los profesores en cuestión, son de excelente calidad, dominan sus disciplinas, conocen el currículo y las necesidades de sus estudiantes.  Enkvist llama la atención sobre la opinión de una  académica española, María José García Ruiz (imbuida de la “nueva pedagogía”), sobre el caso de Finlandia. 

Resulta que la Comunidad de Madrid – que cuenta con una población similar a la de Finlandia – no logra los mismos buenos resultados que Finlandia, a pesar de que invierte más dinero, los profesores tiene salarios más altos y tienen una buena formación. Pero lo que sorprende y frusta a esta académica española es que Finlandia se encuentra bastante lejos de los ideales de la “nueva pedagogía”.

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Pero aún así, García Ruiz ve con malos ojos los siguientes rasgos de la educación en Finalndia:

1-La enseñanza finlandesa está más centrada en la explicación del profesor

2-La formación propiamente pedagógica de los docentes es solo de un año y que consiste en hacer prácticas. En cambio en España se exige un Master para futros docentes  basado, obviamente, en la neuva pedagogía.

3-No existe integración de todos los alumnos con necesidades especiales

¿Cuál es la conclusión de García Ruiz? Que el milagro finlandés no es tal y, más bien, obedece a su conservadurismo, autoritarismo y profesionalismo. Como señala Enkist, la opinión de la española solo refleja cuan arraigado tiene sus creencias “pedagógicoreligiosas”. A esto añade Enkvist:

Es muy importante tomar en serio las observaciones de esta autora, porque un número considerable de pedagogos en los países desarrollados comparten esas mismas convicciones. Durante años han leído sobre la maldad de la escuela tradicional, denunciada como burguesa y elitista, y cuando se encuentran con un ejemplo de una escuela que es todo lo que quieren en cuestión de igualdad, no les gusta que se haya conseguido con los métodos contra los que predican”.

Dejo aquí planteada otra problemática  sobre la que regresaré después ¿contamos con esos profesores expertos? Si no contamos con estos, tanto las clases expositivas, así como también las metodologías activas, serán bastante mediocres e inútiles. Ahora bien, el profesor experto es una condición muy importante y necesaria, pero no suficiente, puesto que en educación entran en juego otras variables importantes (como la relación del profesor con sus alumnos, el entorno que logra crear, etc).

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