2/5- De las Ciencias Sociales a la Sociología (por Jan Doxrud)

2) De las Ciencias Sociales a la Sociología (por Jan Doxrud)

“Las explicaciones puramente ascendentes y descendentes, favorecidas por los individualistas y los holistas respectivamente, tienen el encanto de la simplicidad. Pero los primeros soslayan las coacciones sociales sobre la acción, mientras que los segundos subestiman el interés y la iniciativa individuales. Dada la complejidad del mundo, las explicaciones simples son sospechosa”. 

Mario Bunge. Las ciencias sociales en discusión. Uan perspectiva filosófica.

 

En lugar de estos dos enfoques reduccionistas, Bunge  propone el sistemismo  que concibe la sociedad como un supersistema compuesto por sistemas. En suma, como afirma el autor, no nos sirve ni el telescopio de Marx ni el microscopio de Max Weber. El sistemismo de Bunge implica, en primer lugar, una ontología. Por ontología, Bunge entiende aquella rama de la filosofía que estudia las características más generales de la realidad, como por ejemplo: causalidad, tiempo, espacio, existencia real y cambio. Dicho esto, tenemos que el  “sistemismo ontológico” concibe el mundo como un sistema y no como un bloque homogéneo o la mera suma de individuos. A esto añade Bunge que el sistemismo postula que toda cosa concreta y toda idea son un sistema o un componente de algún sistema. 

En segundo lugar, el sistemismo implica una epistemología que a su vez se divide en 2: científica y filosófica. La epistemología científica consiste en la investigación de los procesos cognitivos, desde la percepción hasta la formación de conceptos, pasando por las conjeturas y las inferencias. La epistemología filosófica consiste en el estudio de los procesos en términos más generales. Esta epistemología estudia problemáticas como el conocimiento, creencias, racionalidad, la verdad, etc. En virtud de lo anterior Bunge explica que el sistemismo nos aleja del  reduccionismo individualista  que concibe la sociedad como un agregado de individuos y que, por lo tanto, basta conocer estos componentes individuales para comprender la totalidad. También rechaza el  reduccionismo holista  que, en su versión extrema, la totalidad determina a las partes y que el conocimiento de estas últimas no es necesario para comprender la totalidad, de manera que rechaza el análisis 

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El sistemismo, por su parte, va de la mano del concepto de propiedades emergentes y nivel. Una propiedad  es un rasgo o características que posee algún objeto conceptual o material. En cuanto al concepto de  nivel, este se refiere a los niveles de organización de la realidad como es el físico, químico, biológico, social, técnico y semiótico.  Regresando al concepto de emergencia, tenemos que es una propiedad de un sistema de la cual carecen sus partes. Ejemplos de esto es el pensamiento, que es una propiedad emergente de la interacción neuronal, de manera que podemos decir que una neurona no piensa. Lo mismo sucede con el caso del agua, es decir, no podemos decir que el H2O es húmeda puesto que esta es una propiedad de un agregado de esta clase de moléculas 

En suma,  el  sistemismo  rescata lo más valioso de cada cosmovisión y modera posturas extremas. Por ejemplo del mecanicismo  aprende que para entender algo no es suficiente describirlo, sino que se debe conjeturar sobre sus mecanismos, es decir, qué es lo que lo hace funcionar. De la dialéctica  aprende que el mundo no es estático, inmutable y en constante equilibrio. Pero si bien la lucha es un aspecto importante de la realidad (y que no toda lucha es mala) también lo es la cooperación. El sistemismo también acepta el azar tanto en forma de accidente como de aleatoriedad, pero esto no significa que el mundo no pueda ser estudiado y comprendido. 

Del jerarquismo  aprende que la realidad se estructura en niveles en donde unas resultan ser propiedades emergentes del nivel anterior.  Del holismo  aprende sobre la interconexión universal, pero rechaza el macroreduccionismo y el sesgo antianalítico. Por último  del individualismo (atomismo) aprende que la realidad se estructura en subsistemas los cuales, a su vez, se encuentra compuesta de cosas más pequeñas. Pero este microreduccionismo debe ser complementado con la macroreducción o síntesis.

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Hemos revisado varios conceptos en los párrafos anteriores: ciencia, sociedad y otro conceptos vinculados a estos. Ahora pasaremos a examinar qué son las ciencias sociales de acuerdo a Bunge. Posteriormente continuaré con el concepto de sociología. Tal como se puede leer en su “Diccionario de Filosofía”, Bunge señala  que estas se encargan de llevar a cabo un estudio científico desinteresado de los sistemas sociales y de la acción social. Las principales ramas de las ciencias sociales incluyen la antropología, economía, sociología, politología y la historia. Tales estudios de las ciencias sociales, añade el mismo autor, pueden ser empíricos o teóricos, en donde los primeros involucran la investigación. Añade en otra obra que las ciencias sociales estudian una misma cosa – hechos sociales – de manera que resulta ser pernicioso y artificioso establecer límites herméticos entre estas disciplinas. Explica Bunge que el hecho de que las ciencia sociales estudien desde distintas perspectivas un mismo material debe llevarnos a la conclusión de que lo que debe establecerse son puentes tal como sucede en la socioeconomía o la psicología social.

En lo que respecta a la filosofía de las ciencias sociales, Bunge explica que esta tiene como objetivo la investigación de la problemáticas filosóficas que surgen producto de la investigación social. Ejemplos de lo anterior es la pregunta sobre qué cosas existen en las sociedades (reales, espirituales o materiales), si acaso existen leyes sociales o solo tendencias pasajeras, las semejanzas y diferencias entre ciencias sociales y naturales o so acaso estas pueden moralmente neutrales. Para el autor, las ciencias sociales no pueden prescindir de la filosofía puesto que las primeras emplean conceptos filosóficos tales como el de propiedad, conocimiento, proceso, verdad, dato, hipótesis, etc. 

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Bunge cita el caso del  concepto de “relación” el cual lejos de ser uno obvio, tenemos que este puede clasificarse en dos: aquellas relaciones que afectan a los correlatos y aquellas que no. Ejemplos del primero son los vínculos o lazos como es el caso del matrimonio, el empleo, educación, alianzas políticas, etc. Ejemplos de la segunda son las relaciones espaciotemporales. Lo mismo sucede con otros conceptos que se deben utilizar con precisión como el de estructura, mecanismo, etc. De esa manera se evita caer en falacias como procesos que parecieran ser independientes de los sujetos o estructuras desencarnadas o que cortan amarras con la realidad. Así también Bunge explica que constituye un error reificar o tratar una propiedad, relación o proceso como si fuese una cosa

Sumado a esto, las ciencias sociales  presuponen principios generales como el principio lógico de no contradicción, el principio ontológico de la existencia de una realidad independiente de las personas (de lo contrario, ¿para que darse el trabajo de estudiar o explorar algo?) y el principio espistemológico de la cognoscibilidad del mundo. Otro concepto relacionado es el de tecnología social o sociotecnología consistente en el diseño de políticas y planes para el mantenimiento, reparación o construcción de sistemas sociales. Ejemplos de lo anterior son: macroeconomía normativa, ciencia administrativa, gestión de recursos, trabajo social, planificación urbana, jurisprudencia y demografía. 

Por ende, al ser un estudio científico, Bunge  traza un límite  entre estas y lo que él denomina como “estudios humanísticos” de tertulia de café como es el caso de la sociología fenomenológica, la teoría crítica y los estudios culturales.  Como escribió el autor, él adopta una postura filosófica y metodológica determinada que se muestra a favor de la búsqueda objetiva y pertinente de hechos, así como también una rigurosa teorización y pruebas empíricas. Sumado a lo anterior destaca la relevancia de elaborar una política moralmente sensible y socialmente responsable. Los enemigos de nuestro autor: el irracionalismo y el subjetivismo. Bunge se muestra optimista en que el estudio de la sociedad pueda convertirse plenamente en científico.

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