14) Oskar Lange: El debate en torno al cálculo económico y la planificación central (por Jan Doxrud)
Hasta ahora todo bien, es decir, hemos descrito algo que aparece en cualquier manual de economía. Ahora el tema es, ¿cómo funciona lo anterior en una economía socialista? Lange comienza describiendo lo que él entiende por “sistema socialista” y realiza 3 suposiciones:
1-Existe libertad de elección en el consumo.
2-Existe libertad de elegir la ocupación o trabajo.
3-Las preferencias de los consumidores son mantenidos como el principio que guía la producción y la asignación de recursos.
De acuerdo a esto, dentro del sistema socialista que construye Lange existe un mercado tanto para los bienes de consumo como para la oferta y demanda de trabajo, pero no para los bienes de capital y recursos productivos (excepto el trabajo). Así tenemos que en el mercado existirán precios como resultado de la interacción de la oferta y la demanda mientras que otros precios son fijados por una autoridad estatal, que es el caso de los bienes de capital que son de propiedad del Estado.
Así, Lange señala el incentivo que guía a los funcionarios estatales no es el de maximizar sus ganancias, sino que es otro, aquel impuesto por la Junta de Planificación central, y es la de satisfacer las preferencias de los consumidores de la mejor manera posible: esto lo que determina la combinación de factores de producción y el total de producción, en donde la escala de producción es guiada por la regla de que la producción debe ser tal que el costo marginal iguale al precio del producto.
El punto es que cada planta y fábrica deberá aplicar métodos de producción más eficientes, pero cabe recordar que para el caso delos bienes de capital los precios son fijados por el órgano de planificación central. Lange, teniendo en consideración a sus críticos, se pregunta ¿acaso la fijación de precios por el órgano de planificación central no es un acto de arbitrariedad? A esto Lange responde que la función paramétrica de los precios también se da en el sistema socialista, específicamente dentro del ámbito de los bienes de capital. Afirma el autor que las decisiones de los administradores de las fábricas pueden influir en la determinación de los precios de los bienes de orden superior, aunque estos son impuesto por el órgano planificador como una “regla contable”.
Así, toda contabilidad debe hacerse como si los precios fueran independientes de la acción y decisiones de los administradores, al igual que en un mercado competitivo los individuos son “precio aceptantes” (en el sentido de que no tienen un poder individual para influir en los precios). Así estos “precios contables” fijados por la junta de planificación juega, dentro del sistema socialista, el mismo rol que los “precios de mercado” de una sociedad abajo un régimen capitalista de producción. Ante cualquier error cometido por la junta de planificación en la fijación de precios, que se traduzca en escasez o sobreabundancia, este deberá ser corregido para mantener el proceso productivo. Por ende, para Lange la junta de planificación asume el rol del mercado junto a todas las funciones que le son propias. Así Lange señala que esta junta establece las reglas para:
-Combinar los factores de producción.
-Escoger la escala de producción apra una determianda planta.
-Determinar la producción de una industria.
-Asignar los recursos.
-El uso paramétrico de los precios para la contabilidad.
El conjunto de precios fijados por el órgano de planificación son elegidos al azar y determinarán las decisiones de los administradores de las fábricas, plantas así como también de los consumidores y a quienes ofrecen y demandan trabajo en el mercado laboral. A partir de esto se comenzará a fijar a oferta y demanda de cada bien y servicio, y en caso de que la cantidad ofertada y la cantidad demandada no coincidan, entonces hay que volver a fijar el precio (como el subastador walrasiano), por ejemplo, en caso de que la demanda supere a la oferta, entonces se deberá subir el precio. De esta manera la junta fija otro conjunto de precios que servirá constituye la nueva base para la toma de decisiones por parte los demás agentes económicos, y así continúa el proceso de “ensayo y error” hasta llegar a un conjunto de precios de equilibrio.
De acuerdo a todo lo anterior Lange responde a Hayek y a Robbins señalando que el órgano planificador no tiene que resolver miles o millones de ecuaciones, sino que deberá resolver solo 2: la de los consumidores y quienes administran la producción, las mismas ecuaciones que encuentran una solución en un sistema capitalista. En el caso de los consumidores la “ecuación es resuelta” cuando gastan sus ingresos con el objetivo de obtener la máxima utilidad. Por su parte, los administradores de la producción lo hacen por medio de la combinación de factores productivos que les permita reducir los costos medios y establecer una escala de producción que iguale el costo marginal con los precios. En ambos casos la “ecuación se resuelve” por medio del “ensayo y error” haciendo pequeños ajustes o variaciones en el “margen” y estando atentos a los efectos de estos.
Añade Lange que el mismo Hayek o Robbins resuelven ecuaciones diariamente al decidir comprar un periódico o cuándo deciden comer en un restaurant. Por ende, tanto en un sistema económico socialista como en uno capitalista deben ser resueltas las mismas ecuaciones, de manera que Lange desecha la crítica “matemática” contra el sistema de planificación central. El conjunto de precios óptimos se encuentra por medio de la interacción entre oferta y demanda, así como mediante los cambios marginales en caso de que no se logre llega a un precio de equilibrio que vacíe el mercado. Lo que en el capitalismo recae en el mercado, en el socialismo recae en la junta de planificación central.
Ahora bien, en opinión de Lange el proceso metódico de “ensayo y error” funciona de mejor manera bajo un sistema capitalista puesto que que el órgano de planificación cuenta con un mayor conocimiento de lo que sucede en todo el sistema económico en comparación con cualquier empresa privada dentro del sistema capitalista. Lo anterior se traduce en que, bajo en régimen socialista, se necesitarán recurrir a una serie menor de métodos de “ensayo y error” para llegar en el precio de equilibrio. En el capítulo IV Lange señala que incluso bajo un sistema socialista en donde no existe mercado para los bienes de consumo y para el trabajo, se podría llevar a cabo el método de “ensayo y error”.
En este último escenario es el Estado determina el qué, cuánto producir y a qué precio se venderá el producto. Como ejemplifica el mismo autor, la junta de planificación asignará el valor de 10 unidades monetarias a un sombrero cuando se producen 100 mil mensualmente y 8 mil unidades monetarias cuando se producen 150 mil de estos mismos. Ahora bien, a pesar de que esto puede funcionar, Lange señala deja entrever que no recomienda, optando por el anterior modelo de “socialismo de mercado”, en donde el control estatal se limita a la producción de bienes de capital. La razón que esgrime es su carácter antidemocrático y con seguridad sería rechazado por las personas civilizadas.
Tenemos, pues, que Lange era un convencido de la superioridad del sistema económico socialista, llegando incluso a señalar, en el capítulo V, que era este sistema – y no el capitalismo – el que promovía de manera óptima los mercados competitivos . La razón de esto es que para Lange el sistema capitalista era uno caracterizado por la existencia de monopolios y oligopolios, por lo que no satisfacía las condiciones para poder hablar de un genuino mercado libre y competitivo. Con este mismo argumento desecha la critica de la progresiva burocratización de la economía bajo el socialismo puesto que, para Lange, es preferible estar bajo un “control democrático” que estarlo bajo corporaciones que no responden ante nadie.
Como señalé al comienzo de esta serie de artículos, Lange se sintió atraído por el potencial de la computación y los servicios que esta podría prestar a la causa socialista. En “Computer and The Market” (1967), Lange explicaba que el mecanismo de mercado y el procedimiento de ensayo y error que proponía en el citado ensayo, desempeñaban el papel de un dispositivo informático para resolver un sistema de ecuaciones simultáneas. Así, el autor parecía ahora adoptar una nueva trinchera computacional como última defensa de sus posturas. Añadía Lange que los gerentes de las economías socialistas disponían de dos instrumentos de contabilidad económica, siendo una la computadora electrónica (digital o analógica) y el mercado.
Ahora bien, Lange explicaba que el mercado constituía una institución social “existente” y era inútil aplicar un dispositivo contable alternativo. En cuanto a la computadora electrónica, esta se podía aplicar para fines de pronóstico pero, tales pronósticos calculados debían ser confirmados posteriormente por el funcionamiento real del mercado. No obstante lo anterior, el economista polaco igualmente reconocía que podían existir procesos económicos tan complejos en términos de la cantidad de productos básicos y el tipo de ecuaciones involucradas que ninguna computadora podría abordarlos.
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