6/8- ¿Por qué el socialismo nunca funcionará? La teoría de la acción humana de la Escuela Austriaca de Economía (por Jan Doxrud)

¿Por qué el socialismo nunca funcionará? La teoría de la acción humana de la Escuela Austriaca de Economía (por Jan Doxrud)

Tenemos, pues, que el debate sobre el cálculo económico tiene una dimensión económica que está  compuesta  de  una  serie de ideas que contraponen,  por  un  lado, el sistema socialista al sistema de propiedad privada y libre mercado. También tenemos una dimensión epistemológica que tiene que ver con los límites del conocimiento humano frente a una sociedad compleja y con una masa de información dispersa  entre  millones  de  personasque hace imposible llevar a cabo una planificación completa de la sociedad. El influyente economista Paul Samuelson también hizo referencia a este problema. En el manual de economía de Samuelson y Nordhaus de 1989 sorprendentemente aún podía leerse: 

la economía soviética es una prueba de que, contrario a lo que muchos escépticos han creído anteriormente, una economía de comando socialista puede funcionar e incluso brillar”.

Tal error fue posteriormente corregido. Samuelson y Nordhaus, en la décimo octava edición de su manual,  explican que los  países comunistas y el sistema  de  planificación central enfrentaron al “problema del agente principal” . En palabra de los autores:

El  problema  del agente  principal  se  presenta  porque  la  persona  que  ocupa la cima de una jerarquía (el «principal») desea proporcionar incentivos adecuados para las personas que toman las  decisiones  más  abajo  de  él (el «agente»)  para comportarse de acuerdo con los deseos del principal. En una economía de mercado, los beneficios y los precios sirven como mecanismo para coordinar a consumidores y productores. Una economía centralmente planificada está plagada de incapacidades para encontrar un sustituto eficiente de los beneficios y los precios como agentes motivadores[1].

Los autores no parecen tan convencidos de que la planificación en sí misma sea ineficiente, y parecen atribuir su fracaso a otros factores:

El modelo soviético demostró que una economía centralmente planificada puede funcionar, pues es  capaz de  movilizar  capital  y  trabajo  para  producir  armas  y mantequilla. Pero la economía soviética,   con  fronteras  cerradas  al  comercio,  las  tecnologías  y  las  personas,  comenzó a incrementar su nivel de obsolescencia al paso del tiempo. Además la innovación languideció por los pobres incentivos. En competencia con las economías de mercado abierto, en especial cuando el    mundo   cambió  hacia  bienes  y  servicios  de  calidad  cada  vez  mayor,  Rusia  no   pudo exportar nada, excepto materias primas. El crecimiento de desaceleró y se redujo el ingreso per cápita   en  el  último  período  de  la  planeación  central. Por último, sus líderes abandonaron la planeación central soviética, por considerar que era una bancarrota moral, política y económica[2].

El hecho es que las observaciones de Samuelson sobre los fallos de la planificación central, ya habían sido realizadas en la década de 1920 y 1930 por Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, así como otros economistas. Para entender el cálculo económico habría que entender la vasta obra intelectual de Mises, especialmente su praxeología o teoría de la acción. La acción humana implica   un   intento  deliberado de pasar de una situación menos satisfactoria   a una más satisfactoria, en otras palabras, el sujeto actúa porque se encuentra insatisfecho y, por lo tanto, busca mejorar su situación. A la hora de actuar el sujeto busca un fin, que es el deseo que busca satisfacer y para alcanzar ese fin el sujeto hace uso de medios que son escasos, y que incluso ni siquiera   están  dados.

Un individuo  puede  escoger  entre  distintos  medios  o  buscar nuevas combinaciones  entre  estos.  Si el sujeto  logra  alcanzar  ese  fin  entonces habrá obtenido una “ganancia” en un sentido psíquico. Esta es una ganancia en relación a su situación anterior, por lo que la ganancia es la diferencia entre la  nueva   situación   alcanzada   y   la  situación abandonada. Dentro de los medios de los que se vale el sujeto para alcanzar el fin determinado, intentará  siempre  elegir a que ellos medios que  le  permitan  alcanzar el fin de la manera menos costosa posible. Otro aspecto importante es que la acción humana transcurre en el tiempo.

Tenemos entonces que, por medio de la praxeología o teoría de la acción humana de Mises, se pueden entender los principales conceptos en economía: acción,  elección,  costo  de oportunidad,   fines, medios, valoración subjetiva, ganancia, pérdida,  utilidad   marginal, preferencia temporal. Si  nos trasladamos al plano de la economía, un empresario  tendrá que operar de acuerdo  a  lo  anteriormente  señalado.

Hayek recibiendo el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel (erróneamente llamado Nobel de Economía))

Hayek recibiendo el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel (erróneamente llamado Nobel de Economía))

La acción humana es para  Mises siempre racional, lo cual no significa que este no pueda equivocarse tanto en la elección de medios como en su utilización, pero tal equivocación no hace que la acción deje de ser racional, ya que esta se origina en una deliberación razonada y un esfuerzo que apuntaba a conseguir un fin. Por lo tanto Mises  no  se  enfoca  en  el  contenido  de  esa acción ni tampoco la juzga, sino que simplemente afirma que la acción es siempre  la  satisfacción  de  algún  deseo  del  hombre actuante. La praxeología de Mises tiene un carácter formaly apriorístico, y el pensador austriaco defiende el conocimiento a priori frente a los ataques del positivismo.

Teniendo  un  breve  panorama  de  la  teoría  de  la  acción de Mises , podemos decir que bajo el socialismo, la acción  humana  se  ve  completamente truncada o  interferida. Un empresario que quiera iniciar un proyecto estará dando palos de ciego sin la existencia de un mercado, ya que   necesitará de los precios monetarios para   llevar  a  cabo  cálculos y comparaciones. Obviamente ese tipo de cálculo no era necesario en las bandas de personas durante el paleolítico o el neolítico, pero sí lo es en nuestra sociedad actual. Escribe Mises:

El dinero   se   nos  aparece,  pues,  como  ineludible  instrumento  del  cálculo  económico…precisamente en tanto en cuanto constituye el medio general de intercambio, de tal suerte que la mayor parte de los bienes y servicios pueden comprarse y venderse en el mercado por dinero, puede la gente servirse las expresiones monetarias para calcular. Los tipos de cambio que entre el dinero y los diversos bienes y servicios registró ayer el mercado, así como los que se supone que registrará mañana, son las  herramientas  mentales  merced a las cuales resulta posible planificar el futuro económico. Donde no hay precios tampoco puede haber expresión de índole económica ni nada que se les parezca; existirán múltiples relaciones cuantitativas entre causas y efectos materiales. En ese mundo sería imposible determinar la acción más idónea para suprimir el malestar humano en el mayor grado posible[3].

Confeccionado por el académico argentino Gabriel Zanetti)

Confeccionado por el académico argentino Gabriel Zanetti)

Mises aclara que lo característico del cálculo económico es que no se basa ni guarda relación alguna con nada que pueda calificarse de medición, entendiendo este último concepto como la relación   numérica que un objeto  tiene respecto a otro que se toma como unidad. Con esa afirmación Mises quiere dar a entender que, si bien existen unidades monetarias y unidades que físicamente permiten medir los diversos bienes económicos y servicios que pueden ser objeto de compraventa,  sucede que el caso de las relaciones de intercambio entre el dinero y las restantes mercancías están en constante mutación, esto es,  no  hay nada  en  ellas que sea constante. Para Mises los precios de los bienes y servicios son datos históricos  que  reflejan  hechos  pasados o anticipaciones de posibles eventos futuros. El hombre que actúa, añade el economista austriaco, centra su interés en los precios del futuro, un futuro que puede contraerse a la hora, al día o al mes

Las cifras que se manejan en el cálculo económico no se refieren a medición alguno, sino a los tipos de intercambio que el interesado…supone registrará o no en el futuro mercado. Esos precios futuros, los únicos que interesan al hombre cuando actúa, constituyen el fundamento en que se basa toda acción humana”[4].  

Tenemos así otra característica del cálculo económico y es que siempre mira hacia el futuro. Mediante el cálculo económico el ser humano puede ponderar los efectos provocados por la acción contrastando costes y rendimientos. Mediante el cálculo económico, el empresario puede efectuar una estimación del resultado de una acción futura o puede cifrar las consecuencias de una   acción  ya realizada. Ahora bien, el cálculo económico no sirve para afirmar sobre las condiciones futuras, pero sí puede ayudar a orientar a la acción de las personas. Cabe insistir que el cálculo económico queda excluido de todo aquellos que no se puede comprar ni vender por dinero.

A esto, Mises añade que  el  cálculo  económico  es  un  método que únicamente puede ser empleado por aquellos que viven bajo un orden social basado en la división del trabajo y en la propiedad privada de los medios de producción. El cálculo económico tampoco sirve “para quien pretenda enjuiciar las diversas actuaciones con arreglo al totalmente imaginario «valor social» de las mismas,  es  decir, desde el punto de vista de la «sociedad en su conjunto», y denigre el libre proceder de la gente comparándolo con el que prevalecería bajo un imaginario sistema socialista en  que  la  voluntad  del  propio  crítico  sería  ley  suprema[5]. En síntesis, el ámbito del cálculo económico   es   el   de   una   economía   capitalista   de  libre mercado y es sólo ahí donde los empresarios, inversores, propietarios y asalariados pueden utilizarlo.

[1] Samuelson y Nordhaus, 569.

[2] Ibid., 569-570.

[3] Ludwig von Mises, La Acción Humana, 253-254

[4] Ibid., 255.

[5] Ibid., 262.