1/8-La destrucción del Estado de Derecho por la izquierda en Chile,1969-1973: Introducción (por Jan Doxrud)

Lecturas complementarias para esta serie de artículos (hacer click)

1-La política económica de la Unidad Popular (por Jan Doxrud)

2-Tomás Moulian: Salvador Allende y la izquierda chilena (por Jan Doxrud)

3-¿Socialismo? ¿Comunismo? ¿De qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)

(1) La destrucción del Estado de Derecho por la izquierda en Chile,1969-1973 (por Jan Doxrud)

La   historia  no  constituye  una “ciencia  dura”, puesto  que  su  objeto  de  estudio  no  es  universal y necesario, no  es  lo  mismo  estudiar  átomos  o  células, que  abordar  el estudio de seres humanos y  sociedades. Como  explicaba  el  historiador  francés  Henri  Marrou  (1904-1977)  existe, por un lado   una  realidad  histórica,  una  historia  objetiva  o  una  “Historia”  y,  por  otro  lado,  tenemos el  conocimiento  histórico,  la  historia  subjetiva  o  la  “historia”, queriendo dar a entender con esto a la “humilde imagen que  de  aquel pasado  se  esfuerza  se  esfuerza  en  recomponer  mediante su trabajo el historiador (…)”[1].  Ahora  bien, la  historia  igualmente  tiene  una  metodología,  de manera que se pueden aspirar a construir un relato  objetivo  (no confundir  con  neutralidad  o  una  ausencia de interpretación) No  podemos  transformar esta disciplina en un recipiente donde cada persona pueda llenarlo  con  sus  prejuicios, ignorancia y sentimentalismo. En cuanto al concepto de interpretación, esta   no   debe   conducirnos   hacia   posturas   en   donde   todos   los   relatos son equivalentes. La interpretación tiene que basarse, al menos, en hecho objetivos, que  realmente  sucedieron y que, por ende, son incuestionables.

Necesitamos  de  ladrillos  reales,  materiales  y  existentes  para construir una estructura pero sucede que,  en ocasiones, pareciera que algunos pretenden construir sin ni siquiera utilizar ladrillos concretos, materiales, reales. Existen también quienes utilizan los ladrillos, proceden a elaborar estructuras defectuosas. Ciertamente  a  la hora de abordar  la  historia  del  período  de  la  Unidad  Popular  es  inevitable que intervengan prejuicios ideológicos, nuestro  pasado y condicionamientos de  todo tipo. 

Ni siquiera los historiadores  escapan  a  esto.  Pero, en  mi opinión lo anterior no  significa  que  no se  pueda  hacer  una  historia  objetiva  del período,  puesto  que si abdicamos ante esta  pretensión,  entonces   solamente  tendremos   historias  subjetivas   donde   ninguna  es  más  verídica   que  la  otra,  en  otras  palabras,  ningún  relato  sería  más  falso  ni  más  verdadero  que  el otro.  Marrou  define  la historia como  el  conocimiento  del pasado humano. No habla de investigación o estudio,  puesto  que sería confundir fines y medios. Así, para el  historiador  francés la historia se define por la  verdad  que  se  muestra  capaz  de  elaborar  y, por  ende, cuando  habla  de  “conocimiento” se refiere a uno válido y  verdadero. Así  la  historia  toma distancia de narraciones fantasiosas, relatos utópicos, de la novela histórica y de historias distorsionadas o falsificadas.

Fidel Castro y Salvador Allende

Fidel Castro y Salvador Allende

¿Por  qué  escribir  esta  serie   de   artículos?   Tenemos,  actualmente  en  nuestro  país,  a  una izquierda  que  nunca  ha  reconocido  su  enorme  responsabilidad  en  su   proyecto  ideológico de destruir el Estado de Derecho en Chile a partir de la década de 1960,optando mejor por hacer “tabla rasa del pasado” y centrarse solamente del 11 de septiembre de 1973 en adelante. Por ejemplo, el Partido  Comunista nunca (y no lo hará) hizo un mea culpa de su responsabilidad socavar el estado de Derecho en Chile  y de adscribirse, hasta nuestros días, a la ideología política secular más criminal que ha existido en la  historia, que  hizo de la represión constante y sistemática una forma de hacer política. No sin razón, el autor polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinski (1928-2017) afirmó en  “ El gran fracaso” (1989), que el comunismo era la  aberración intelectual y política más extraordinaria  del  siglo  XX, a  lo  que  podemos añadir: una aberración económica y antropológica. Pero esta aberración ideológica logra, de una manera u  otra, mantenerse a flote a lo largo del tiempo por  medio  de  la  amnesia  selectiva,  la  mentira, la  manipulación de la historia y un camaleonismo inigualable. Los  azares  de  la  historia  quiso  que  sólo  el  nazismo  fuese  proscrito  de  la  faz  de la tierra, cuando en realidad le tuvo que haber acompañado su primo hermano: el comunismo. La lógica de la lucha de raza ha pasado ha ser tabú mientras la patológica lucha de clases aún es aceptada En suma, el “ideal” comunista no es el reverso del capitalismo, puesto que lo contrario del comunismo es la libertad y los DDHH

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Izquierda chilena y latinoamericana aun en la actualidad, continuan avalando la dictadura cubana y la figura del dictador Fidel Castro. Una combinación de amnesia selectiva y subterfugios fantasiosos.

Izquierda chilena y latinoamericana aun en la actualidad, continuan avalando la dictadura cubana y la figura del dictador Fidel Castro. Una combinación de amnesia selectiva y subterfugios fantasiosos.

Sucede  que, en  el caso de la historia de la izquierda chilena, la Unidad Popular (1969) y la figura de Salvador Allende  existen, y esto no tiene nada de reprochable en sí mismo, diversas interpretaciones. Ahora  bien,  esto  no supone  que  debamos  aceptar  como  verdaderas  absolutamente  todas  estas interpretaciones puesto que, de ser así, no tendría sentido hacer historia ya que si toda interpretación es  verdadera entonces  ninguna   es   verdadera…ni  siquiera  existiría  la  verdad (si  todo  es verdad tampoco  existiría   la mentira).  El   punto   central   de  este  breve artículo  es  claro  y  conciso: desde  la década de 1960 la izquierda en Chile buscó destruir la democracia liberal y el Estado de Derecho para sustituirla por  un  sistema  socialista, tal como los que existían durante la Guerra Fría. Cuando el comunismo habla de democracia es importante entender que no es la democracia tal como la concebimos basada, entre otras cosas, en el pluripartidismo

Podría incluso dar un paso más allá y  señalar  que cualquier grupo  que  se  adscriba  al marxismo-leninismo es destructor, en potencia,  del  Estado  de  Derecho, tal  como  lo  explicaré en las líneas que siguen. Las ideologías totalitarias, cuando tienen el poder total, son simplemente incompatibles con la democracia liberal y  el   pluralismo   político.  Como  explica  Tomás   Moulián,  los  antecedentes,  causas  directas  e  indirectas  de  la  crisis  de la democracia ( yo  hablo  de  Estado de Derecho  que  no  es lo mismo) deben  ser  buscados  más allá de la coyuntura 1970-1973. En palabras del autor:

“La  crisis, con  toda  su  profundidad, con  todos  sus  significados  y  consecuencias, muchas no esperadas, solamente se desplegó después del derrumbe como resultado de acciones, estrategias y decisiones que adoptó el nuevo bloque de poder”[2].

El  título  de  este  y  los  demás  artículos  se  refiere  al  desprecio  que  sintió la izquierda por lo que conocemos bajo el nombre de Estado de Derecho, de manera que creo  necesario hacer una breve referencia a este concepto.  El   concepto   fue   acuñado   por  el  político,  embajador  y académico alemán  Robert  von  Mohl (1799-1875) en “La Ciencia  Política Según Los Principios Básicos Del Estado De Derecho”  ¿Qué  significado   tenía   este   concepto  para  von Mohl?  Hacía  referencia  a un Estado donde la autoridad  encargada  de  imponer la ley también se somete a ella, es decir, al imperio de la ley, una  idea  novedosa  si  se  tiene en consideración la historia política de Europa,  en donde  los monarcas prácticamente  era  dueños  de  sus  territorios  junto  a  la  población  que  eran  simples  súbditos  y  no   ciudadanos. La  ley,  por  ende, no constituye  un  instrumento   del  poder para someter  a  la  población, puesto  que  la  ley  limita  al  poder.  Así,  el  Estado  de  Derecho no  debe  ser  confundido,  como   advierte   Enrique   Ghersi,  con  un  Estado   de   legalidad   (donde  existen  leyes  vigentes,   pero   que   sirven  al  poder). El  Estado  de  Derecho  implicó  también la extensión  del  control  judicial  a  la  actividad  administrativa  (por  ejemplo, la actual  Contraloría) ¿Cuáles son las 4 exigencias para  la  existencia de un Estado de Derecho?

-Primacía  o  Imperio  de  la  Ley. Implica que tanto gobernantes como gobernados se encuentran sometidos a esta. Las leyes deben ser generales, transparentes y estables (no inmutables en el tiempo)

-Control de constitucionalidad  e  independencia  judicial: se  refiere  a  la  facultad que tienen los jueces para controlar la constitucionalidad de las normas jurídicas.

-Responsabilidad de los funcionarios públicos. Estos deben rendir cuentas ante: jueces, Congreso y opinión pública.

-Respeto  de  los  Derechos  Humanos y   el  derecho  de  propiedad (mi  cuerpo, mis  ideas,  mis pertenencias adquiridas legítimamente, ya sea por medio de transacciones voluntarias, herencia o donación)

La mera existencia de una Constitución y leyes no garantizan la existencia de un Estado de Derecho

La mera existencia de una Constitución y leyes no garantizan la existencia de un Estado de Derecho

Surgen  algunos  problema  en  torno al Estado de Derecho. Hay autores, como Hans Kelsen, que sostienen  que  todo  Estado  es  un   Estado   de   Derecho   puesto   que   poseen  un ordenamiento jurídico, normas,  una  legislación, etc., por  lo que el mismo concepto “Estado de Derecho” sería un pleonasmo.En virtud de lo anterior el régimen  nazi o la URSS, Chile, Noruega, Suiza  y Chile serían Estados  de  Derecho.   Esta   postura   reduce   el   concepto  de  Estado  de  Derecho al principio de legalidad.  El  problema  es  que  lo  LEGAL  no  necesariamente es LEGÍTIMO y, por ende,  no  va necesariamente   de   la  mano  con  el  respeto  de  los  derechos   de   las   personas.

Más recientemente se han creado otros  conceptos   con   el   objetivo   de  enriquecer  el   de  Estado  de   Derecho, por ejemplo,  el  “Estado Constitucional de Derecho”, en  donde  existe  una  primacía  de   la   Constitución  por  sobre  la  ley. La Constitución es la Norma fundamental con la pretensión de que la realidad se ajuste a lo  esta que prescribe. Junto  a esto se añade la existencia de un Tribunal Constitucional  que  garantice  lo  anterior.   Ahora  bien  cabe   añadir  que  la  existencia   de   una   Constitución   no  garantiza  un Estado de Derecho, puesto que la existencia de una Constitución no es incompatible  con  regímenes dictatoriales y totalitarios, como fue el caso de la Alemania nazi y los países socialistas. 

El  punto  es  que  la  Unidad  Popular  violó  y erosionó gradualmente el Estado de Derecho en Chile, puesto que el sistema ideológico bajo el cual se regían era simplemente incompatible con el sistema legal existente(y con cualquier sistema  que  no  se adscribiera al marxismo-leninismo). El MIR  y   el   Partido  Socialista, en  pleno  gobierno  de  Frei  Montalva  se  habían  propuesto que la violencia era  la  única  forma  para  alcanzar  el  poder  e  instaurar  una  dictadura  del  proletariado.  Igual  idea  albergaba  Allende  y  el Partido Comunista claro que, “por otros medios”: la vía chilena al socialismo.  No   me   adentraré  a  profundizar   sobre  qué  es  el  socialismo  ya  que lo hice en otro artículo (al  comienzo  podrá  encontrar  enlaces  con  artículos  que  sirven  de  complemente  a  este).  

El  punto es  que  un  sistema socialista implica  una  abolición total de: el  régimen de propiedad privada  de  los  medios  de  producción,  del  libre mercado, la libre división del  trabajo, pluralismo político,  del  libre  emprendimiento,  del  óptimo  funcionamiento  del  sistema  de  precios   y de la autonomía  sociedad  civil.  Además,  el   socialismo  aspira  a  implantar  un  igualitarismo   tiránico (igualdad de resultados) por medio de del ejercicio constante y sistemático de la violencia por parte del Estado. 

Miguel Enríquez, dirigente del MIR

Miguel Enríquez, dirigente del MIR

Todo este proyecto totalitario que   pretende   diseñar   una   sociedad   nueva   (y   un “hombre nuevo”),   que   aspira  a  controlar  e  imponer  una  ideología  por  la  fuerza  a  la  totalidad de la  población  hasta en sus dimensiones más íntimas, viene disfrazado de toda una terminología marxista-leninista  que  busca  justificar  tal  proyecto. Así, los  revolucionarios  se  consideran a sí mismos como una vanguardia, una suerte de grupo selecto que ha adquirido una  visión  global, total y  completa  sobre  como  opera  y  hacia  donde se dirige la historia. Ellos han creído encontrar en el marxismo - leninismo no sólo un dogma, sino que una herramienta de análisis acerca de cómo opera la  historia  mundial. Pero  no  se  quedan  ahí, ya que además ellos, los revolucionarios profesionales, pueden  alterar  el  curso  de  la  historia  y  redirigirla  hacia  donde  ellos  creen  es  la  utopía   final: el  comunismo  o  la sociedad sin clases. Ellos creen saber cuál es el sentido de la historia y los medios necesarios  para  alterar  su  curso  hacia  la  utopía final. Además, estos revolucionarios profesionales, como  Miguel  Enríquez, creen  ser  portavoces  de  un  abstracto  y  místico  “pueblo”, creen   ser la   encarnación  de  los  anhelos  y  deseos  de  todos  los  desposeídos, de  la clase trabajadora, de los vulnerables y explotados. 

Como  señaló  Giovani  Sartori  (1924-1917), no  fue  la  “clase”  (proletaria)  la  que construyó  el partido  sino que, más bien, fue el “partido” el que inventó la clase. Con esto se quiere dar a entender que  conceptos como  “clase”, "clase trabajadora”, “pueblo” son meras construcciones de intelectuales que  son  funcionales  a  sus  pretensiones  y  objetivos ideológicos. Así, el pueblo sería por definición homogéneo,  que  comparte  un  pensamiento  político  y  económico   común y que se define como enemigo del “no-pueblo”. El comunista habla del pueblo pero solo aquel “pueblo” que ha construido intelectualmente,  un   pueblo   abstracto  que  abraza  sus  ideas.  Hitler  también hablaba del “volk” (pueblo)  para  referirse  solamente  a  un  sector específico de la sociedad alemana, otra construcción intelectual  que   fuese   funcional   al   nacionalsocialismo   hitleriano.   A   diferencia  del socialismo nacionalista   de   Hitler   que  estaba  compuesto  por  un  nacionalismo   y   racismo   patológico, el denominado  “socialismo  científico” de Marx y el leninismo apelaban a un internacionalismo obrero y se alimentaba de un extremo y patológico  clasismo que  causó  millones  de  muertes en Rusia y en China (así como posteriormente en Camboya).

Allende  también  apelaba  al  pueblo  pero  obtuvo  36,4%  de   votos  en  las  elecciones  por lo que tuvo  que  ser  ratificado por  el  Congreso, de  manera que, estrictamente  hablando, Allende (como Jorge Alessandri)  fue  un  Presidente  constitucionalmente electo, pero  no democráticamente, puesto  que  fue  electo  por  una  elite  de la clase política chilena.En suma, cada caudillo reclama para  sí  el  atributo  de  ser el portavoz del pueblo o, para ser más precisos, “su pueblo”. Cabe agregar que, en  nombre  del  pueblo  y la ideología, absolutamente todo está permitido puesto que la utopía final es infinitamente  superior a cualquier  vida  humana  que  se resista esta . Albert Camus (1913-1960)  recuerda, en  “El hombre  rebelde”,  las  siguientes   palabras  de  Lenin  que resume bien la mentalidad de la izquierda revolucionaria:

“Hay que estar preparado para todos los sacrificios, usar si es preciso todas las estratagemas, la astucia, los métodos ilegales, estar decidido a ocultar la verdad, con el único fin de penetrar en los sindicatos y cumplir en ellos pese a quien pese la labor comunista”.

Fin parte 1 de 8

[1]Henri Marrou, El conocimiento histórico, p. 31.

[2]Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulián, La Unidad Popular y el conflicto político en Chile, p. 215.