17/17-Hablemos del Lenguaje. Antropología y lingüística (por Jan Doxrud)

  17-Hablemos del Lenguaje. Antropología y lingüística (por Jan Doxrud)

“Al contrario, podemos dar por generalmente aceptado los siguiente: que las diversas lenguas constituyen los órganos de los modos peculiares de pensar y sentir delas naciones; que son muchísimos los objetos que en realidad son creados por las palabras que los designan (…) u, finalmente, que las partes fundamentales de las lenguas no han surgido de manera arbitraria y, por así decirlo, por convención, sino que son sonidos articulados que han brotado de lo más íntimo de la naturaleza humana y que se conservan y se reproducen (…)”

Wilhelm von Humboldt, Escritos sobre el lenguaje (fragmento de 1821)

Regresemos a Everett. El autor se interesa específicamente por los efectos globales y locales de los valores culturales  sobre la formación de las oraciones, la estructura de las palabras y la estructura fonética. Así, se desmarca de otros enfoques, por ejemplo

1) Cognición-gramática: cómo la cognición influye sobre la gramática ( ejemplo: Gramática Universal de Chomsky)

2) Gramática-cognición: cómo la gramática o manera de estructurar nuestros idiomas condiciona nuestro pensamiento (ejemplo: Sapir-Whorf)

Si bien Everett reconoce la influencia de Chomsky en él mismo así como también la lingüística como disciplina, también realiza algunas críticas a lo que en su momento fue lo que podríamos denominar el “fenómeno Chomsky, esto es, la revolución que introdujo con su obra: “The Logical Structure of  Linguistic Theory”. Everett señala que el concepto de “Gramática Universal” resulta ser uno casi necesario en el sentido de que ni las piedras ni los perros hablan, siendo el lenguaje una capacidad propiamente humana, por lo que existiría algo en la biología humana que subyace al lenguaje. Pero a continuación se pregunta asta qué punto tal función biológica es específicamente lingüística y en qué medida condiciona la forma fina de la gramática de cualquier lengua. Otra crítica que esgrime Everett es que, con la “revolución chomskyana” en la década de 1950, se alteró profundamente el espíritu y los valores de la disciplina lingüística. Con esto, Everett quiere dar a entender que se produjo un cambio significativo en la metodología de trabajo del lingüista en donde el trabajo de campo comenzó a perder terreno a favor del trabajo teórico desde la Universidad.

Everett vs Chomsky

Everett vs Chomsky

Dicho de otro modo, el método inductivo comenzó a ser sustituido por el deductivo y, las comunidades locales. Junto a esto fue perdiendo terreno también el estudio de la influencia de la cultura sobre el lenguaje y la gramática. En suma estamos, por un lado, ante una “lingüística de la academia” desconectada de la realidad puesto que no lleva a cabo estudios de campo y, por otro lado, tenemos una “lingüística de terreno”, en donde la reflexión y teorización comienza a partir del estudio en terreno del lenguaje. Así, podríamos nuevamente especular que el Wittgenstein de las “Investigaciones Filosóficas”  (el de los juegos de lenguaje) estaría más de lado de los antropólogos que de los lingüistas cognitivos. Por ejemplo, Everett señala que no es posible estudiar una lengua con eficacia al margen del contexto cultural. Más adelante añade:

“(…) la lingüística no es un apartado de la psicología, como creen la mayoría de los lingüistas contemporáneos, sino de la antropología, como creía Sapir (de hecho, podría significar que la propia psicología es un apartado de la antropología, como también creía Sapir). La lingüística separada de la antropología y la investigación sobre el terreno es como la química sin sustancias químicas y sin laboratorio”.

El título del libro de Everett deriva de la costumbre de estas personas de decir, antes de acostarse, “No duermas, hay serpientes”, queriendo dar a entender dos cosas. La primera es su creencia de que no dormir los “endurece”, algo que valoran mucho. En segundo lugar se refiere a que la selva es un lugar lleno de peligros por lo que dormirse profundamente significa quedar indefenso ante los ataques de innumerables depredadores. Los pirahã, explica el autor, presentan uno de los conjuntos de sonidos o fonemas más reducidos del mundo que consta, en el caso de los hombres, de tres vocales (i, a, u) y ocho consonantes (p, t, k, s, h, b, g, más la oclusión glótica x). En el caso de las mujeres existen tres vocales (i, a, o) siete consonantes (p, t, k, h, b, g, x).

Everett relata que los pirahã carecen de lo que mencionamos en este escrito y es la función fática. Solo para recordar, señalé que esta es la función relacional que permite o facilita el contacto entre las personas, de manera que es la que puede iniciar, prolongar o poner fin a una conversación. De acuerdo a Everett, dentro de los pirahã, expresiones tales como “lo siento”, “gracias” o “de nada” no transmiten nueva información sobre el mundo, sino que crean un clima de responsabilidad y mutuo respeto. Añade que dentro de esta cultura no se necesita tal clase de comunicación puesto que sus oraciones son, en general, interrogativas o afirmativas . Los pirahã carecen también de comparativos, así como tampoco palabras para designar colores y, en cambio, hacen uso de expresiones compuestas para referirse a estos. Por ejemplo al negro lo llaman “sangre sucia”, al blanco “se ve”, al rojo “es sangre” y al verde “está todavía inmaduro”. Al respecto comenta Everett: 

“Esto no quiere decir que los pirahã no sean capaces de percibir los colores o de referirse a ellos. Perciben los colores de su entorno como cualquiera de nosotros, pero no codifican sus experiencias cromáticas con términos únicos y generalizaciones rígidas. Se sirven de expresiones compuestas”.

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Otra categoría que estaría ausente en su lengua son los cuantificadores, de manera que los adverbios o adjetivos de cantidad no estarían presentes en el lenguaje de esta tribu. Otro dato sorprendente es que los Pirahã, en sus conversaciones, nunca hablan sobre temas que no hayan experimentado tales como acontecimientos pasados o futuros, así como también temáticas ficticias, por lo que los pirahã carecían de relatos míticos. Así, Everett afirma que no encontró ningún mito o cualquier clase de experiencia “que excediera la experiencia inmediata del hablante   o el testigo presencial del acontecimiento al que el hablante se refiere”. Este es uno de los temas más impresionantes en el libro de Everett: el de la “inmediatez de la experiencia”. Por ejemplo cuando Everett llegó como misionero a esta comunidad indígena y cuenta la siguiente anécdota cuando comenzó a hablar sobre Jesús:

“Y me preguntaron:

– Oye Dan, ¿cómo es Jesús? ¿Es moreno, como nosotros, o tiene la piel blanca como tú?  

– Bueno, en realidad no lo he visto nunca. Vició hace muchos años. Pero conservo sus palabras.

–¿Y cómo es que tienes sus palabras si no lo has visto ni los has oído?

“Y entonces me dejaron muy claro que, si yo no había visto a aquel hombre (y no en un sentido metafórico sin literalmente), no les interesaba nada lo que pudiera contarles de él. Punto final. Para entonces yo ya sabía que los pirahã sólo creen en lo que ven. A veces pueden creer cosas que otros les cuentan, siempre y cuando esos otros lo hayan presenciado”.

Así, Everett continúa relatando que, en virtud de lo anterior, su trabajo como misionero y su mensaje cristiano no tenía cabida en la cultura pirahã y, por lo tanto, le enseñó que su confianza en el encanto universal de su mensaje religioso era infundado. A esto añade el autor:

“El principio de inmediatez de la experiencia significa que la historia que uno cuenta son irrelevantes si no las ha vivido directamente. De ahí que los pirahã sean relativamente impermeables a lo métodos de los misioneros, basados en relatos de un pasado lejano del que no queda ningún testigo presencial vivo (…) Los mitos de la creación no encajan en su prueba de exigencias directas”

Explica el autor que tanto a la lengua como la cultura pirahã se encuentran relacionadas por la restricción conceptual para hablar de todo cuanto exceda esa experiencia inmediata. Esto se traduce en que las declaraciones realizadas por los pirahã se encuentran siempre ancladas al momento en que se habla y no a otro momento en el tiempo. Esta restricción es definida por Everett como sigue:

“Los enunciados pirahã contienen únicamente afirmaciones directamente relacionadas con el momento en que se habla, tanto si se trata de una experiencia personal del hablante como de un hecho presenciado por un contemporáneo del hablante”.

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Así, de acuerdo a Everett los pirahã carecen de tiempos verbales perfectos (he dormido, haya comido). Ahora bien, todo lo anteriormente señalado no constituyen evidencia como para señalar que lo s pirahã carezcan de una gramática. Como explica Everett, la gramática es esencial para la comunicación y los hablantes, incluidos los pirahã, oraganizan las palabras en unidades mayores como sintagmas, oraciones, relatos, etc. Un ejemplo simple:

 Kóhoi kabaitií kohóaipí

En este caso tenemos el objeto se coloca delante del verbo, composición que también puede ser encontrada en otras lenguas. Así, en el ejemplo tenemos que  “Kóhoi” es el nombre de la persona, “kabaitií” es significa tapir (un mamífero) y “kohóaipí” significa comer. Al respecto comenta Everett:

“Esto demuestra que el pirahã organiza sus fonemas en palabras y sus palabras en oraciones (…) Es difícil imaginar una lengua humana que no posea estas características”.

En suma, Everett, a partir de sus estudios, nos viene a señalar algo similar a los que nos señalaba el segundo Wittgenstein y la posterior Escuela de Oxford: la importancia del uso. En palabras de Everett:

“La lengua no es únicamente superior a la suma de sus partes (palabras, sonidos y oraciones): es en sí misma insuficiente para una comunicación y una comprensión plenas si no va acompañada de un conocimiento de la cultura que la envuelve. La cultura nos guía a través de los significados que percibimos en el mundo que nos rodea, y la lengua forma parte del mundo que nos rodea”