9/10 Rene Descartes: El problema Mente y Cuerpo: ¿monismo o dualismo ontológico?

9) Rene Descartes: El problema Mente y Cuerpo: ¿monismo o dualismo ontológico?

Otras críticas a Descartes desde la filosofía de la mente es que este, al concebir la mente como una substancia, dejó este tema en el terreno abstracto de la metafísica, no estimulando así la investigación empírica. Por otra parte, el concebir que la res extensano puede pensar, contradice la evidencia de que el cerebro (que es físico y extenso) piensa. Por último, Descartes rechazó la posibilidad de una mente mecánica ya que el terreno del mecanicismo se reduce a los cuerpos extensos y no a la  res cogitans. Resulta que en nuestros días hay evidencia empírica de máquinas que piensan. Hay que recordar por ejemplo la partida de ajedrez entre Gary Kaspárov y el programa ordenador X3D Fritz que terminó en empate (2 empates y una victoria para cada uno).

Otra pregunta relevante: ¿se puede definir al hombre como solamente como un ser consciente? ¿Qué sucede con ese inconsciente al cual no se tiene acceso? ¿Qué sucede con esos instintos primarios que hay que reprimir? Ya Thomas Hobbes argumentaba sobre la necesidad de un gobierno fuerte debido a la naturaleza violenta del ser humano. Freud también hacía referencia a que el ser humano debía pagar un precio para vivir en la civilización. La cultura reprime los impulsos sexuales y violentos del ser humano. De esa manera la cultura crea malestar y descontento. Ulises como bien lo retratan Theodore Adorno y Max Horckheimer, tuvo que ser amarrado (a pedido de él) ante el canto de las sirenas, cantos que podían desatar aquellos instintos que tienen que ser reprimidos. A pesar de esto, Ulises quería escuchar, pero no ser víctima de sus instintos.  En realidad los seres humanos no son sólo seres racionales, sino que hay en él otras dimensiones como los sentimientos, la intuición y la irracionalidad.

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El problema mente - cuerpo aún persiste en el ámbito de las ciencias. El cerebro es un órgano particular y misterioso ya que es ahí donde reside la mente, que de alguna manera produce el sentido del Yo, de que somos nosotros mismos y que estamos en este mundo. La pregunta es cómo interactúan la mente y el cuerpo. Descartes estableció que el alma tiene sólo un punto de conexión, no con el cuerpo en su totalidad, sino que con un punto específico que era la glándula pineal, una conexión de puro contacto y no de unión. El alma solo modifica la dirección de los  movimientos del cuerpo. La causalidad es la conexión de cuerpos con cuerpos de manera que Descartes no da cabida a ningún tipo de fuerza oculta. Debemos decir que glándula pineal es algo que está completamente desechado, no solamente por la ciencia moderna, sino que por los contemporáneos de Descartes, que buscaron formas no menos infantiles para explicar la interacción mente-cuerpo, como Malebranche y el ocasionalismo. En nuestros tiempos, este tema ha sido abordado por la ciencia y aquí no estamos hablando de una ciencia específica, sino que de la psicología, la neurociencia y  psiquiatría, por lo que estamos ante una verdadera empresa multidisciplinaria que ha arrojado distintos resultados. En relacióm al tema de la relación entre mente y cuerpo, la mayor parte de los neurocientíficos tienen una posición materialista monista. Tomemos el caso de un materialista como el biólogo ganador del Premio Nóbel, Francis Crick quien escribió en su libro, “The Astonishing Hypothesis” lo siguiente:

La hipótesis asombrosa es que uno, sus gozos y sus tristezas, sus recuerdos y sus  ambiciones, su sentido de identidad personal y libre albedrío, en efecto, no son mas que el comportamiento de una gran congregación de células nerviosas y sus moléculas asociadas”.

Este es un ejemplo de monismo materialista, en donde la sustancia es el tejido cerebral, es decir algo material. Desde la perspectiva de Crick ( y sin ánimo de emitir juicios sobre esta declaración) nosotros quedamos redichos a células. Crick reduce una cosa a la otra, en este caso, lo mental al cerebro. ¿Qué hubiese opinado Descartes sobre esto? ¿El yo pensante no es más que un conjunto de neuronas, células y materia? Pero ser materialista no significa ser reduccionista. Pero aún persiste el dualismo o mejor dicho, dualismos.Mark Solms, neuropsicólogo y psicoanalista y Oliver Turnbull, neuropsicólogo de la universidad de Cambridge explican: 

“La mayoría de los dualistas describen la relación de la mente y el cuerpo en términos interaccionistas; afirman que los efectos físicos tienen efectos mentales, y viceversa. La posición interaccionista, entonces, es, tan solo,  que el cuerpo y la mente interactúan. Esto parece perfectamente posible y fácil de demostrar de modo empírico: una baja de sangre de azúcar en la sangre causa pérdida del conocimiento (un evento físico causa un evento mental); si uno decide mover la mano, ésta se mueve (un evento mental causa un evento físico)”[1].

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El punto débil como señalan los autores es cómo un pensamiento puede actuar sobre las neuronas que son materiales. Esto desafía todas las leyes de la física. ¿Tendríamos que creer que la telepatía es posible? 

Los estudios sobre la neuroplasticidad han dejado atrás el credo del pasado, esto es,  que las neuronas no se ven afectadas por nuestras experiencias o, a lo más, se producen cambios sinápticos. Ahora las neurociencias son capaces de explicar la plasticidad neuronal, cómo se establecen nuevas conexiones neuronales y se refuerzan las ya existentes. Especialistas como Antonio Damasio han estudiado las relaciones entre la estructura de cerebro y las emociones. Damasio explica cómo una anomalía en las amígdalas puede afectar nuestros sentimientos de cólera y miedo. El mundo emocional se ve afectado por las anomalías en nuestro cerebro. Richard Davidson y su equipo ha estado trabajando en la relación entre sentimientos (compasión, altruismo) y el cerebro. Se preguntan si acaso es posible lograr a través de entrenamientos mentales una modificación de las estructuras cerebrales. Los monjes budistas se han sometido a estos estudios logrando resultados interesantes, pero que no es materia de esta sección.


[1]Mark Solms y Oliver Turnbull, El cerebro y el mundo interior (España: FCE, 2005), 53.